«Cada vez llevo mejor la timidez cuando me bajo del escenario»

Carlos Goñi ha escogido un lunes para promocionar su nuevo álbum Básico IV, que grabó por sorpresa en el concierto Circo Price de Madrid del pasado enero. Para algunos será el peor día de la semana, pero para él no: «A mis hijos siempre les he dicho que procuren amar sus lunes, porque debe ser un horror que de lunes a viernes no te guste nada y solo esperes a que llegue la noche del sábado y, como mucho, la mañana del domingo. Eso, si lo sacas en porcentaje de horas, es desastroso», asegura el cantante.

No es la única reflexión vital que hace el cantante de Revólver. Durante la conversación advierte de que «cuando alguien habla de algo que sabe, hay que callarse», que «lo mejor está por venir, siempre» y, la «más importante», con la da por concluida la jornada de entrevistas: «No metas la mano en la caja. Lo demás vale todo».

¿Cómo recuerda aquel concierto?
Lo recuerdo con muchísimo trabajo, muchísimos nervios. Además, físicamente estaba destrozado, tenía la espalda fatal e iba dopado hasta arriba de gelocatiles, hibuprofenos, nolotiles, fortekor… Nosotros sabíamos que el concierto iba a ser grabado en directo, quien no lo sabía era el público, era una sorpresa. Ellos pensaban que iban a ver el último concierto de la gira conmemorativa de Básico I y, cuando acabé los tres primeros temas, dije: «Os hemos engañado. ¡Bienvenidos a la grabación de Básico IV!».

¿Y cómo reaccionaron?
Las caras eran de ¡joder! Claro, era un sorpresón…

¿Qué pasó encima del escenario que no podamos ver en los videoclips ni en el DVD?
Nada. Porque, además, grabando los discos yo no hago recordings, lo que significa que lo que se grabó es lo que hay. Solo hubo algunos problemas con el piano, por lo que tuvimos que tocar de nuevo la canción. Pero vaya, esas cosas son normales, le ha pasado hasta a Eric Clapton. Creo que lo más importante de este disco, que era lo que queríamos trasladar, es el tema de la excelencia sobre todas las cosas: que esté muy bien cantado, que los arreglos molen, las luces sean bonitas y que parezca cine.

Sería un concierto doblemente especial ya que coincidió con la despedida la gira 25 años del Básico I…
Es que no lo fue, al final solo tocamos tres canciones. Hicimos dos cosas que me gustaron mucho: uno, mordernos la lengua para no decirle a nadie que íbamos a grabar un disco en directo ese día, y dos, no utilizar a la prensa para vender ese concierto ni ese disco.

¿Por qué?
A mi me fascina la autodeterminación, poder abastecernos con nuestros propios recursos. Detesto, por ejemplo, el concepto de ‘papá y mamá estado’. No queríamos utilizar a nadie para hacer esto. Tuvimos que sufrir un poco más, pero lo conseguimos.

¿Es básico hacer recopilatorios de vez en cuando?
Los básicos me atacan más a mí de lo que yo a ellos [se ríe]. No los busco de una manera decidida sino al revés: en algún momento que estoy haciendo discos más eléctricos y agrios, de repente, hay algo mental que me dice: «¡Un básico ya!».

Es un momento de paz por lo que entiendo…
Sí, aunque los básicos tienen un trabajo descomunal, al menos, los de Revólver. A nivel de arreglos, ¡madre mía! Además, en esta ocasión, había una premisa en cuanto al sonido y era que no hubiera una docena de instrumentos, sino que hubiera menos y que sonaran más grandes.

¿Por qué ha esperado entonces 13 años para grabar uno?
Esto no estaba previsto, sucede sin más. Estuve como cuatro años preparando un disco en Marruecos, luego tuve un par de giras largas, 21 gramos fue un álbum que me llevó un año entero grabarlo…

Esa noche recuperó temas del Básico I como Dentro de ti, Tu noche y la mía y El roce de tu piel. ¿Son temas imprescindibles cuando hablamos de Revólver?
Esas las toqué para que la gente no saliera del concierto diciendo: «Valiente cabrón que no ha tocado ni una del Básico I».

Trae dos temas inéditos, ¿estaban guardados en un baúl o son de ahora?
Son nuevas. No suelo guardar las canciones. Las que no me gustan no las escucha nadie; otra cosa es que las que saque no gusten a nadie.

¿De qué le gusta hablar cuando no es de música?
De todo menos de música. Me gusta hablar, pero me fascina escuchar. Me gusta que me hablen mientras el que lo haga sepa de lo que habla. Cuando alguien habla de algo que sabe, hay que callarse.

¿Qué hace cuando no va a su estudio?
Duermo fuera de casa ciento y pico noches al año, prefiero viajar temporadas muy largas a irme diez días de vacaciones. Soy muy pasional para todo, si me dices que me lea el libro de un autor, al día siguiente me compraré todos los libros de él.

¿Hará una fiesta en honor a los 30 años del primer disco de Revólver?
¿Si te digo que fue un amigo quien me recordó la fecha? No sé por qué se tienen que celebrar los 30 y no los 28… Antes me gustaba la melancolía, ahora cada vez menos.; pero, sobre todo, lo que no soy es nostálgico. Lo mejor está por venir siempre, siempre. Soy positivo por naturaleza, incluso cuando hablo de cosas negativas soy optimista respecto a ellas. El negativismo no es útil, no te saca de nada.

¿Quiénes son imprescindibles en su lista de invitados?
Mi representante, mi novia, Manuel Tomás [productor] y mis músicos.

¡Pero si cambia mucho de músicos!
No te creas. Hay un núcleo donde están los mismos. Existe un problema para trabajar conmigo: curro muchas horas y detesto la vaguería y la pereza. Reconozco que con los vagos y perezosos casi acabo yendo a por ellos, porque me parece una falta de respeto hacia los demás.

He leído de todo sobre usted: que es tímido, totalmente sincero, curioso, inquieto, políticamente incorrecto… ¿Es usted todas esas cosas?
Así es como soy ahora, imagino que hace tiempo no era así. He sido siempre tímido y muy vergonzoso. Bueno, encima del escenario no lo soy, porque sé lo que tengo que hacer. También es cierto que cada vez llevo mejor la timidez cuando me bajo del escenario, me llevo mejor conmigo mismo y ya no creo que la vida me deba nada, algo que sí pensé durante mucho tiempo.

¿Qué es lo último a lo que ha dicho no y a quién?
[Lo medita unos segundos] Sí, claro que he dicho no, pero no te voy a decir a quién [se ríe].

Treinta años al frente de Revólver

Carlos Goñi nació en Madrid, en 1961, y vive en Valencia. Con 18 años empezó su carrera como compositor y guitarrista. Tras formar parte de Garaje y Comité Cisne, inició su camino en solitario. En 1988 formó Revólver, nombre con el que ha lanzado casi una veintena de discos, entre los que figuran cuatro básicos.

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