Almudena Grandes y Ucrania, presentes en el legado ‘feminista’ en la Caja de las Letras

   MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) –

   Un ejemplar de ‘Bodas de sangre’ donado por la artista multidisciplinar Lita Cabellut o un libreto de una de las funciones de Aitana Sánchez-Gijón, cedida por la propia artista, son algunos de los objetos que han pasado a formar parte del legado de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, en un acto en el que la escritora fallecida Almudena Grandes o las mujeres ucranianas han acaparado parte del protagonismo.

   En el evento celebrado en la sede madrileña del Cervantes con motivo del Día Internacional de la Mujer, que ha contado con la participación de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, se han depositado nueve legados de mujeres relevantes de la cultura.

   La ministra, quien ha reconocido que se está viviendo «momentos tan intensos duros y tristes», ha calificado el acto de «emocionante», incidiendo además en la importancia de la igualdad de género.

   «Hablamos de prosperidad y desarrollo, de una sociedad sana y también de un crecimiento justo, próspero e inclusivo. Es un día para estar orgullosos, porque España lidera este ámbito que ha sido uno de los motores principales de progreso», ha apuntado Calviño.

   La Caja de las Letras ha recibido dos libros, poemas manuscritos y un colgante de mariposa de la escritora Gioconda Belli. La autora ha explicado que, en cierta forma, se trata de una «promesa de legado», puesto que en junio pasado salió de Nicaragua «por el estado de persecución en el país» y no ha podido volver. Entre su depósito, copias muy antiguas de García Márquez o Cortázar y su más reciente poema, ‘Despatriada’.

   Belli ha cerrado su intervención con una dedicatoria a la escritora Almudena Grandes, quien ha encabezado junto a su marido, el director del Cervantes, Luis García Montero, a «una generación que luchó contra la invisibilización de la mujer».

   Mientras, Lita Cabellut ha entregado un ejemplar de ‘Bodas de sangre’ ilustrado por ella, en un estuche de dos cuerpos que alberga en su interior este libro de arte, de 120 páginas. «Estás cajas están llenas de sueños, de la gente que se atreve a soñar y eso es algo tan importante en estos momentos históricos. No hay que olvidar la relevancia del arte ahora que estamos viviendo todo esto», ha apuntado Cabellut, quien ha dedicado el acto a «todas las mujeres» de Ucrania.

LA IGUALDAD «CON MAYÚSCULAS»

   El legado de Cristina Iglesias ha consistido en una edición en euskera de 1547 de Martin Hoyazabal a modo de letanía que canta las coordenadas para viajar a Terranova para los pescadores vascos, así como cinco grabados que componen su obra escultórica instalada junto al Parlamento vasco.

   Varios discos firmados por la bailaora Carmen Linares –entre ellos, la única antología que recoge todos los cantes creados por las mujeres en el flamenco–, un traje de escenario y zapatos, fotos y un recuerdo de su infancia también se han sumado a la Caja de las Letras. «Aportamos nuestro granito de arena para conseguir la igualdad con mayúsculas«, ha señalado.

   Asimismo, una camiseta que vistió el poeta colombiano José Asunción Silva en su primer día de vida, legado a la familia de Laura Restrepo y que esta ha cedido, también ha ido a parar a este depósito del Instituto Cervantes.

   Maruja Torres ha dejado para sus amigos Terenci Moix y Manuel Vázquez Montalbán –«dos hombres que me hicieron como soy«, ha defendido– sendos ejemplares de ‘El peso de la paja’ y ‘Los Mares del Sur’, respectivamente. Además, un ejemplar de una obra suya que dedicó a estos dos escritores, ‘Esperadme en el cielo’.

   «Ellos, como yo, son nacidos mientras había una guerra mundial. Yo hoy no sé si alegrarme de que no estén aquí, para que no estén viendo lo que sucede con la naturaleza humana«, ha lamentado en referencia al conflicto bélico. También le ha dedicado el acto a «Almudena (Grandes), la que no fue virgen, la escritora, la nuestra».

UNA «HIJA DE EXILIADO»

   Aitana Sánchez-Gijón ha legado un libro de Rafael Alberti, ‘El hombre deshabitado’, que fue uno de sus primeros montajes teatrales, además de un collar que usó en ‘Un dios salvaje’ y el libreto de una de sus funciones. «Todos teníamos a Almudena en el pensamiento y en el corazón«, ha reconocido la actriz al entregar su legado, recordando uno de los poemas leídos durante el acto por García Montero.

   Sánchez-Gijón también ha tenido palabras para la invasión a Ucrania. «Soy hija de exiliado. Hay un hilo que me une a los padecimientos de la guerra y el exilio en un momento como este, por lo que esto adquiere un significado muy importante para mí«, ha señalado, para leer a continuación un poema de Miguel Hernández.

   Por último, la científica María Vallet-Regí ha depositado dos obras científicas, tres separatas y «una sorpresa». «Después de la pandemia la sociedad se ha dado cuenta de lo importante de la ciencia para que podamos vivir mejor», ha concluido.

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