Duncan Laurence besa emocionado el trofeo tras ganar Eurovisión 2019.
«No hay palabras que puedan describir este sentimiento. Honrado, emocionado, bendecido y sobre todo orgulloso de todo mi equipo». Con estas palabras agradecía Duncan Laurence su victoria en la 64ª edición del festival de Eurovisión, celebrado en Tel Aviv.
El representante de Países Bajos, cuyo nombre real es Duncan de Moor, adoptó artísticamente Laurence en honor al segundo nombre de su madre, Laurentia. Este sábado ha pasado a la historia de su país al lograr en total 492 puntos en la gran final del festival, cumpliendo así todos los pronósticos que vaticinaban su triunfo.
El cantante nació hace 25 años en Spijkenisse, una ciudad al oeste de los Países Bajos «donde la música era una desconocida«, recuerda en una entrevista concedida con motivo del certamen. Aunque la música no formaba parte del sistema educativo, añade, eso no le impidió que entrase de lleno en él y cambiase su forma de ver la vida.
«Teníamos un pequeño teatro local y una vieja escuela de música. Tocaba el piano todos los días, escribía mis propias canciones y poemas. Recuerdo ese momento como si fuera ayer. Estaba seguro: iba a ser músico«, sentencia.
La música le ayudó a superar una infancia que, según ha reconocido, «no siempre ha sido fácil»: «Sufrí mucho acoso y no podía defenderme. La música era un refugio seguro: un lugar donde no me sentía inseguro y donde podía dejar que mis emociones fluyeran libremente».
Su primera oportunidad le llegó con 16 años, al ganar un concurso de talentos y poder grabar su primera demo. Por este motivo, decidió formarse en la escuela de música Rock Academy, en Tilburg. En 2014 participó en la versión holandesa de La Voz, donde llegó a las semifinales del talent.
En una rueda de prensa poco antes de la final, Laurence también se declaró abiertamente bisexual: «Soy más que un artista, soy una persona, soy un ser vivo, soy bisexual, soy músico. Y estoy orgulloso de tener la oportunidad de mostrar lo que soy, quién soy».
Arcade, la canción con la que ahora ha ganado Eurovisión, ha sido compuesta por él mismo junto a Joel Sjöö y Wouter Hardy. «Está inspirada en la historia de alguien a quien quería profundamente, y que murió a una edad temprana. Las palabras, los acordes y las melodías me vinieron automáticamente como si cayeran del cielo», asegura.
Y como caído del cielo, con una puesta en escena sencilla, llegó para los Países Bajos este triunfo en Eurovisión, el quinto en la historia de este país, que no alcanzaba la primera posición desde 1975.
