La última vez que hablamos terminamos la entrevista comentando precisamente la lucha de Leiva con sus fantasmas, y hoy parte de aquellas palabras están en su tercer disco en solitario, Monstruos. El más sincero y también en el que más se ha atrevido el músico a meterse en los jardines que más miedo le daban.
Potente trabajo donde da mucho más de lo que había dado y lo sabe, su Sinceridio es el resumen perfecto de lo que ha conquistado y la primera vez que ha dicho Te quiero en una canción aunque lo equilibre con un «Te quiero reventar la boca».
Soy muy aprensivo y esquivo los fantasmas y los monstruos como puedo¿Cuáles son sus monstruos confesables?
Que soy un paranoico total con la enfermedad. Siempre me pisa los talones. Soy muy aprensivo y esquivo los fantasmas y los monstruos como puedo, y también me alío con ellos. En este disco me reconcilio con ellos. La honestidad es brutal.
¿Terapia de choque?
Sí, porque al final una de las grandes paranoias es la exposición. Estar expuesto es lo que menos me gusta. La fama es la calderilla. Me protejo con todo y este año he hecho todo lo contrario.
¿Hay buena letra sin verdad?
Se puede escribir una canción muy honesta de uno mismo y de algo que no le ha pasado y que parezca que sí, pero para eso hay que ser Sabina. Si no, tiramos de lo nuestro.
¿Y de lo que pudo ser y no fue?
Sí, es un recurso de canción muy bueno. Amar todo lo que se te escapa. Es una realidad: ahí es donde te gusta estar, persiguiendo algo. Es la clave de querer seguir. La pérdida también es un recurso muy bueno.
Es que no hay canción en un «Y se casaron y fueron felices»…
Se casaron y fueron felices es la antítesis de cualquier canción que yo haga. Y lo he intentado muchas veces, he intentado buscar en lo bueno, en la luz. Escuchas a Kiko Veneno hacerlo, pero yo, a mí no, yo no puedo. Contar lo bien que estás no me sale.
En cualquier caso que cuente algo, que lo que valga sea la historia…
Sí, para mí tiene que haber un punto de honestidad, no pasar de puntillas. Hay que contar historias que lleguen. Y eso me pasa con las bandas que cantan en inglés, que no termino de conectar con ellas.
¿Nota mucho cuando quien canta no ha escrito la canción?
Sí, muchísimo, se nota. Salvo que seas Elvis o Frank Sinatra. A mí me gusta Dylan y Neil Young que cantan como el culo pero me atrapan y emocionan. Pero todo es respetable.
Se casaron y fueron felices es la antítesis de cualquier canción que yo haga¿Y no nos pasamos a veces con tanta tolerancia en el arte?
Hay que ir a una base: si en nuestra televisión pública no hay ni un programa de música en directo antes de las tres de la madrugada… ¿Qué tenemos, La Voz y OT? Eso confunde a la gente joven. No tenemos cultura de televisión musical y esos programas confunden. Mientras estábamos grabando con Sabina nos decíamos: a nosotros no nos habrían cogido en la vida en un programa de esos. Ahora no se busca una personalidad. Y a mí lo que me interesa es escuchar una canción que me cuente historias.
Y a mucha gente también, por mucho que a veces la industria se empeñe en ‘productos’ que nada tienen que ver con eso…
Es que una cosa es lo que a la gente le va a gustar y otra lo que tú quieres que le guste. La gente no es gilipollas, no se va a comer lo que tú quieras. El público es muy listo y te pilla siempre.
Hablaba de Sabina, ¿cómo ha sido grabar con él el disco que sacará en marzo?
Las músicas son mías y las letras de Benjamín Prado y de Sabina. Joaquín me llamó en julio para hacer un disco juntos, no sólo para que lo produjera sino para que el pusiera la música. Me fui a pasar el verano con Sabina y Benjamín a Rota para hacer el disco. Y nos ha salido muy bien.
¿No se han peleado en alguna ocasión mientras trabajaban?
No, Joaquín me puso una alfombra roja y me dijo: tú eliges.
Lo que ha elegido por primera vez es cantar ‘Te quiero’ (en Sincericidio), ¿ha dejado de darle miedo?
Es que no es lo mismo cantar te quiero que cantar I love you, baby. A mí el te quiero nunca me sonó bien. Ha sido parte de liberación de prejuicios cantar te quiero, y me ha sonado bien. Aunque no sé si lo volveré a utilizar.
En la música solo supongo…
Sí, aunque en la vida no regalo un te quiero.
¿Es su mejor trabajo?
Es el disco que más se parece a mí y que suena como siempre quise que sonara. Es el disco que más me representa.