Defiende que «el periodismo está en todas partes»: «Lo meritorio es contarlo»
MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) –
El periodista Diego Carcedo ahonda en la heroica peripecia del diplomático español Eduardo Propper de Callejón y del portugués Aristides de Sousa Mendes, ambos cónsules en Burdeos durante la II Guerra Mundial, en su última novela ‘Los dos cónsules’ (Espasa), en un contexto con paralelismos respecto a la situación actual que se vive en Europa y la guerra en Ucrania. «Lo de Ucrania es una guerrita pero al final en todas se pierden vidas», lamenta el autor en una entrevista con Europa Press.
«Podríamos decir que Putin es similar a Hitler porque quiere ocupar un país aunque la Segunda Guerra Mundial fue mucho más grave. Lo de Ucrania es una guerrita pero al final en todas lo que se pierden son vidas y eso es lo más dramático. No hay nada peor que una guerra, nada que denigre más al ser humano«, prosigue.
A su juicio, aunque el conflicto en Ucrania «es una situación terrible que parecía muy local, en la práctica no lo es ya que se están viviendo muchas dificultades como consecuencia de la guerra», denuncia Carcedo que augura que el conflicto finalizará «gracias a las negociaciones pero antes se quedarán muchos muertos por el camino».
Por ello, considera que «ya no hay guerras de trincheras, ahora son de oficina«. En cuanto a la cobertura mediática del conflicto, afirma que «apenas se proporciona información por eso hay crónicas de situaciones humanas, heridos y efectos catastróficos».
Respecto al papel de los corresponsales de guerra, asegura que «no todos valen para ser periodista de guerra» ya que afirma que «hay que tener capacidad psíquica». «El periodismo está en todas partes, lo meritorio es contarlo«, zanja.
Sobre ‘Los dos cónsules’, se trata de una novela que aúna divulgación histórica e investigación periodística, de la mano de un periodista español anónimo, al que su periódico de Madrid envía como corresponsal a Burdeos (Francia) a principios del verano de 1940, una historia que sumerge al lector en una ciudad tomada por miles de personas huyendo del avance nazi.
En este contexto, los judíos encontraron dos inesperados aliados en los cónsules de España y Portugal quienes, anteponiendo sus principios a los dictados de sus respectivos gobiernos –el de Franco en Madrid y el de Salazar en Lisboa–, se dedicaron a facilitar la huida de más de 30.000 personas, una actuación que les acarreó duras consecuencias personales.
En el caso de Aristides de Sousa, fue obligado a volver a Lisboa, defenestrado de su cargo, de su profesión y de su correspondiente pensión, llevando una vida de penurias hasta su muerte en 1954. Por el contrario, Eduardo Propper tuvo más suerte al poder reincorporarse a la actividad diplomática y seguir escalando puestos de responsabilidad en diversos países importantes. Tras culminar su carrera en EEUU, falleció en Londres en 1972.
«Es una novela histórica ajustada a la realidad«, explica Carcedo, que rememora cómo el cónsul portugués «empezó a dar visados en contra de de su Gobierno pero necesitaban otro de tránsito por España y entonces se puso en contacto con el español». «Entre los dos se creó una amistad porque sus circunstancias eran similares», indica.
Carcedo ha añadido que él ya conocía la historia de sus protagonistas y encontró «muchos datos» que finalmente no aparecen en la novela pues, como reconoce, quería que se leyera «fácilmente». «Había pocos testimonios directos pero he procurado que los datos sean muy fieles, no cargarlos de nombres, que el libro se lea fácil«, ha reiterado.
Actualmente, Aristides de Sousa y Eduardo Propper de Callejón cuentan con el reconocimiento oficial como Justos entre las Naciones, máxima concesión que hace el Estado de Israel y el pueblo judío a aquellas personas que, sin ser de confesión o ascendencia judía, prestaron ayuda de manera altruista a las víctimas, por su condición judía, de la persecución emprendida por el régimen del Tercer Reich alemán y otros afines en Europa con anterioridad y durante la Segunda Guerra Mundial.
No es la primera vez que Carcedo recurre a esta temática y novela la vida de los denominados ‘Schindler españoles’, con cinco libros a sus espaldas sobre este asunto. Precisamente, ‘Entre Bestias y Héroes’ (la historia de algunos españoles que altruista y humanitariamente ayudaron a escapar a los judíos del plan de exterminio nazi de mediados del siglo pasado) le valió el Premio Espasa de Ensayo.
«EL PERIODISMO NO HA CAMBIADO NADA»
Sobre el papel del periodista en su novela y, de nuevo, haciendo paralelismos con la situación actual, Carcedo considera que el oficio «no ha cambiado nada». «Es una profesión que consiste en averiguar la verdad y los hechos y los acontecimientos del tipo que sean y contarlos por escrito, radio, televisión u online, siempre ajustado a la verdad», zanja.
En cualquier caso, Carcedo reconoce el papel que juegan las tecnologías en el periodismo permiten que se «llegue más rápido y con mayor precisión a los espectadores y a los lectores». «Además, los periodistas pueden viajar por todo el mundo mas fácilmente gracias a internet con rapidez y puntualidad y ahora se dan informaciones instantáneas«, prosigue.
Por todo ello, se puede saber «cualquier acontecimiento en todos los continentes» y «tiene menos sentido contar las cosas» cómo él las contaba cuando era correponsal. «Tardaba 4 ó 5 días en llegar y esto hoy está superado. Pero los hechos, siguen siendo los mismos«, apostilla.