«Prefiero un disco emocionante a perfecto»

Una flor pequeña y suave se alza, poco a poco, en la portada del nuevo disco de Luísa Sobral (Portugal, 1987). Rosa (Universal) es el álbum que esta cantante y compositora portuguesa ha decidido dedicarle a su nuevo retoño: Rosa. Se trata de su quinto trabajo y del primero después del éxito de la canción Amar pelos dois que compuso para su hermano Salvador Sobral (ganador de la edición de Eurovisión del 2017). Lo presentará en España en el mes de abril: en el Auditorio de Castellón, el 6; en el Teatro Cofidiz Alcázar de Madrid, el 9; y en el Festival de la Guitarra de Barcelona, el 11.

¿Qué diferencia a este trabajo de los anteriores?
Es un poco más desnudo, puedes escuchar cada palabra y las historias son lo principal. Tiene menos instrumentos y los que tiene son muy distintos a los que aparecen en los otros discos. Los anteriores siempre tenían contrabajo, piano, guitarra y batería. Este, solo dos guitarras y tres vientos.

Ha grabado estas canciones en directo, sin retoques.
[Raül Refree y yo] queríamos que fuera muy orgánico y verdadero. Cuando terminábamos un take bueno, nos quedábamos con él y dejábamos todas las imperfecciones que podía tener. Para nosotros lo más importante era que fuera emocionante y no que fuera perfecto.

¿Por qué decidió hacerlo junto a Raül Refree?
Porque, como te digo, quería que este disco fuera algo con más silencio, más desnudo, con más guitarra. Raül me pareció el productor perfecto para ese tipo de sonido.

¿Qué le aportó?
Muchas cosas, pero hay una idea muy interesante que me enseñó y que exploramos juntos: lo que llamamos intensidad contenida. Lo más bonito es cuando las cosas son intensas pero contenidas al mismo tiempo. Además, esa idea de los vientos, también, fue suya y es una parte muy importante de la identidad del disco. Y luego, todo el proceso: me enseñó a trabajar con el fuego, aprendí mucho con él.

En este disco, el idioma principal es el portugués. Antes tendía más al inglés…
Bueno, yo empecé a componer mucho en portugués después de Eurovisión. Cuando llegó el día de componer para este disco, ya no tenía ganas de hacerlo en inglés. Fue todo muy natural, me salía en portugués.

¿Suena diferente cuando canta en su lengua materna?
Para mí, el portugués está más cerca del corazón. Es normal, porque es el idioma que hablo desde niña. Yo viví en Estados Unidos y, en esos años, hablaba en inglés. Pero la realidad es que, cuando le quiero decir a mi hijo «te quiero», lo digo en portugués. Creo que hay una relación más directa, sin filtro, cuando hablo o canto en portugués.

¿Echa de menos su período en Estados Unidos?
Para nada. Yo soy la persona menos saudosista [nostálgica] que existe… No sé si existe esa palabra en castellano. Cada período tiene su momento y, después, viene otro. A mí me gustaba estudiar ahí, pero no me gusta como país para vivir. Este es un período más feliz y no lo echo de menos.

El diseño del disco, de Camila Beirão dos Reis, es muy delicado. ¿Por qué la eligió?
Me encanta todo lo que hace Camila. Yo no quería una foto en la portada, quería una ilustración y hablé con ella. Me envió los dibujos de las rosas que yo le pedí y, después, este que está en la portada, que era su visión, y fue la opción perfecta.

La portada transmite la idea de crecimiento.
Sí, durante la preparación del disco yo estaba embarazada de mi hija Rosa. Había un proceso dentro de mí, pero también estaba el proceso de la composición. Todo habla de esos procesos y, por eso, ella decidió dibujar el desarrollo de una flor.
 
Le ha dedicado el disco a su hija Rosa. ¿Por qué?
Porque, cuando estaba embarazada, casi pierdo la voz. Tuve que empezar a componer cosas que pudiese cantar, porque ya no llegaba tanto a los agudos. Eso me cambió mucho la forma de hacerlo. Me llevó por otros caminos que estoy segura de que no habría explorado sin esa condición. Al principio estaba un poco triste pero, luego, entendí que ella me estaba enseñando algo. Por eso, decidí dedicarle este disco a mi hija.

¿Qué le trajo la experiencia de la maternidad a su música?  
Más sensibilidad. Por ejemplo, antes de ser madre, casi no lloraba de emoción. Ahora lloro con todo. Lo que sea, puede ser algo muy estúpido en la televisión y yo lloro. Intento no evitarlo. Esa sensibilidad trae muchas cosas buenas para mi música.

¿La rosa, como flor, es un símbolo importante en su vida?
Yo llamé Rosa a mi hija porque mi madre siempre decía que, cuando tuviera una nieta, quería que se llamase así. Yo siempre pensaba: “Bueno, no sé… No sé si me gusta tanto el nombre”. Después me enteré de que tengo la palabra rosa en un montón de temas que compuse. Además, hay muchas canciones brasileñas que me encantan que contienen ese nombre. Que fuera una palabra tan musical fue muy importante para mí. Es un nombre antiguo. En Portugal no está de moda para nada. Me gustan mucho los nombres antiguos, creo que ya traen una historia. Además, es muy visual.

La primera canción del disco, Nádia, ¿se la escribió a alguien concreto?
Habla de una refugiada. Un día, estaba viendo las noticias y salía un campo de refugiados en Grecia. Había muchas madres y niños y me emocionó. Por eso, quise escribir una canción sobre el tema.

La letra cuenta la historia de una mujer que carga a dos niños a cuestas. ¿Se sintió reconocida?
Sí, es un poco como si yo hubiera nacido en otro lugar. Como cuando piensas: “Podríamos ser nosotros”. [En la canción] quería ser alguien que se parecía a mí, pero que había nacido en otro lugar y que tenía otra visión de la vida.

¿Y cómo fue grabar Só um beijo, con su hermano (Salvador Sobral)?
Es muy fácil grabar con mi hermano. No necesitamos mirarnos para saber cuándo va a terminar el otro. Es impresionante y muy bonito cantar con él.

¿Hay alguna canción del disco por la que sienta especial cariño?
Cada día es una distinta. Ahora, estoy muy enamorada de Dois namorados [risas]. Es una historia de verdad de la madre de una amiga. Ella tiene ochenta y cinco años, encontró un amor de infancia y están muy enamorados, pero ahora él está enfermo. Es una historia muy personal y, también, por eso me gusta tanto.

¿Cree que es su trabajo más íntimo hasta el momento?
Sí, aunque yo siempre creo eso de los últimos discos [risas]. Pero, sí, creo que sí. Quizás porque es en portugués y lo siento todo más fuerte, a flor de piel.

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