«Yo me pongo un diez de nota, porque siempre doy el 100%»

La sonrisa fija, como si hubiera una gomina especial para fijar el gesto en los labios y que asegurara además naturalidad cien por cien y solo él conociera la receta. Así se muestra David Guetta toda la entrevista, y no se deshace de ella ni para aclarar que él no se ha quedado con el dinero de nadie, al explicar lo que ocurrió tras no aparecer en el concierto de este verano en Santander. «Es que es ridículo, alguien que gana lo que yo y que tiene las actuaciones que tengo yo, ¿cómo no iba a devolverlo? Es como si tú robas una coca-cola en un supermercado, ¿por qué lo ibas a hacer si no lo necesitas?»

Es el rey del momento, y lo sabe, el que puso la figura del pinchadiscos a un nivel de máximo artista. Y además, es un rey sin temor a perder el trono. Tanto como para sacar nuevo disco, 7, y que no le ponga nervioso. Porque, así nos lo dice, «ese miedo lo tienes al principio, cuando tocas el primer éxito. Luego ya no». Tiene prisa, porque está a punto de perder un vuelo, lo habitual en él, que un día pincha en una ciudad y al siguiente en otra al otro lado del mundo. No hay tiempo para mucho diálogo previo. Y tenemos el 7 tan delante y tan presente que la pregunta sale casi sola.

¿Que le nota le pondría a su 7?
¿Quieres saber si le pongo un siete a mi 7?

Bueno, o un ocho o un dos, no sé, la nota que quiera…
Es mi segundo mejor trabajo, así que por supuesto que le pondría una buena nota.

¿Pero qué cifra? Depende de si hablamos del 1 a 10 o del 1 a 20.
El cero también vale, así que de 0 a 10. Muy bien, pues entonces la nota que le pongo al disco es un 9.

Y a usted, ¿qué nota se pondría?
¿A mí? A mí me parece que siempre soy un diez, porque hago siempre y estoy haciendo siempre todo lo que puedo.

¿Esa es una de las claves de su éxito?
Es que lo que me parece importante en la vida es dar el 100%, porque si das el 100%, entonces siempre, lo que hagas, sea lo que sea, será un 10. No importa si es un éxito o no lo es.

Del éxito quería preguntarle, ¿imaginó que llegaría tan alto, teniendo en cuenta que no había referentes cuando empezó?
No, no lo imaginaba, claro que no. Cuando yo empezaba este trabajo de DJ era imposible imaginar que un día un DJ iba a ser famoso. Este concepto es que no existía siquiera.

¿Cuánto ha tenido que trabajar para lograr que ese concepto exista?
Mucho. He trabajado y he tenido que trabajar mucho para mí y para nuestra escena, para que el trabajo de DJ sea más reconocido y también para que el trabajo de productor sea más reconocido.

¿Cómo fueron los inicios?
Pues, por ejemplo, recuerdo bien la primera vez que estaba mi nombre en un álbum y que la gente no lo entendía. No sabían por qué.

¿Qué le decían?
Me decían cosas como: «Pero no entiendo por qué sacas un disco, si tú no cantas». Y ahora, en cambio, unos años después es una cosa normal. Muchos discos son de productores y DJS. Pero cuando yo lo hice era una cosa totalmente loca.

¿Cómo resistió con tan poca fe?
Sabiendo que lo imposible no es imposible. Creyendo en ello. Sabiendo que es solo que la gente te dice que algo es así. Pero las cosas no son de una manera determinada porque la gente lo diga. Las cosas se pueden cambiar.

Usted lo ha hecho, ¿no? Y mientras le decían: «esto es imposible»…
Toda mi vida me lo han dicho.

¿Siguen diciéndoselo hoy?
Claro que sí. Siguen. En este álbum hay algo interesante que tiene que ver con eso que dices. Cuando empiezas, quieres hacer un éxito, quieres ir al top, y para ello vale con amor y pasión, es fantástico. Pero después viene otra energía, el miedo.

¿Ha sentido usted miedo a perder la fama?
Sí, tienes miedo a que lo que has logrado se termine en cualquier momento. Y es una energía muy mala que te hace muy infeliz y te mata la creatividad. Yo pasé por un momento así, como muchos artistas famosos. Fue entonces cuando hice un disco con J Balvin. Fue hace tres años y la gente me decía: «¿por qué haces un disco en español? Eres un artista internacional, eso no se puede hacer. Es imposible». Yo estaba en un momento delicado de mi vida, divorciándome y con muchas cosas en la cabeza.

Y ahora, unos años después, resulta que la música latina está en lo más alto…
Exacto, dos años después de aquello la música latina es número 1 en el mundo. Así que lo que es imposible no lo es. Las cosas son lo que queremos que sean y también la energía que ponemos en que lo sean.

¿También es clave pensar poco en el pasado y poner la energía en el futuro?
Sí, pero también es para mí un problema. Porque siempre estoy pensando en lo que voy a hacer después y eso hace difícil que piense en el presente. Me es difícil disfrutar del presente porque siempre estoy pensando en lo que haré.

¿Lucha contra ello?
Sí, estoy tratando de que aunque piense en el futuro, es inevitable para mí, pensar en el presente. Y este pensamiento es con el que he hecho este disco: «Quiero hacer música que me hace feliz ahora, sea un éxito o no, pero que me haga feliz. Porque me parece que si la música me hace feliz a mí, hará feliz a la gente».

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